LA MÚSICA SAGRADA
EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO
No es un secreto para ninguno que vivimos en una época de crisis. Crisis en
las ideas, crisis en la política, crisis en la moral, crisis en la economía,
crisis en la misma Iglesia.
La
moderna corriente secularista va invadiendo todo el campo de lo sagrado. Se
intenta u sacerdocio secularizado, una exégesis racionalista, una catequesis
desacralizada. Este proceso llega también la arte sacro y, de modo especial, a
la música sagrada.
Música
significa, combinación de melodía y armonía. Al leer este concepto de música
viene en la mente una gran pregunta ¿no es música entonces lo que a diario
escuchamos a fuera? Ciertamente que no lo es, pues carece de estas
características básicas de la música, la combinación de melodía y armonía.
Lastimosamente
esas músicas no quedan en las discotecas ni en las radios, si quedase ahí no
afectaría tanto, pero lo peor es que está entrando, ¿dónde entra?, en la misma
Iglesia, en los templos. Entra ahí donde se inmola el verdadero cordero, en
donde se renueva el único sacrificio del redentor, en donde se celebra el gran
misterio pascual, entra en la Santa Misa.
Muchas
de las músicas que se escuchan ahora en las iglesias tal vez tendrían melodía y
armonía, pero eso no es suficiente para el uso de la Liturgia, se necesita
otras características más, y esas son: la santidad y la bondad de formas de
donde nace otro carácter suyo; la universalidad.
Los
cantos que se escuchan en las iglesias ¿tienen esas características? Si son
gregorianas o con partituras gregorianas con certeza que tienen esas
características.
La
música gregoriana en sí misma y por excelencia es sagrada, cualquier música que
tengan estas características es sagrada y litúrgica.
La
Iglesia en todo tiempo ha fomentado el progreso de las artes, admitiendo en la
liturgia siempre que sea bueno y bello, y que de ningún modo es indigno en las
celebraciones litúrgicas.
El
Concilio Vaticano II en el cap. VI de la constitución Sacrosanctum Concilium
recuerda con claridad la función eclesial de la música sagrada: “La tradición
musical de la Iglesia universal constituye un tesoro de valor inestimable, que
sobresale entre las demás expresiones artísticas, principalmente porque el
canto sagrado, unido a las palabras, constituye una parte necesaria o integral
de la Liturgia solemne.”
La
música sagrada tiene una función muy importante en la Liturgia y en la vida de la
Iglesia, y esa función es de elevar el alma a Dios, de comunicar la creatura
con su creador.
Ahora,
la música auténticamente religiosa hecha para el recinto sagrado, se ejecuta en
“salas de concierto” con gran éxito, mientras que la música profana, propia de
la vida mundana y de las salas de concierto, se va introduciendo en el interior
del templo.
La restauración de la música sagrada, gravemente estropeada, es un deber
impostergable y cada vez más apremiante, como lo ha señalado con tanta claridad
y en diversas ocasiones el Papa Emérito Benedicto XVI.
Hacer caso a los Papas no es de viejos ni de viejas, es de verdaderos
cristianos que aman su Iglesia, especialmente en estas cosas que forma parte y
es primordial para la vida de la gracia de los fieles y de la Iglesia misma.
Está en nuestras manos salvar la vida litúrgica de la Iglesia de esta grave
crisis que arrastra tras de sí innumerables almas, que con gritos clamorosos
piden socorrer no a ellas, sino a la Liturgia del cual depende toda la
actividad de la Iglesia y de donde mana toda su fuerza.
“La Música Sagrada será tanto
más santa cuanto más
Íntimamente esté unida a la
acción litúrgica”
Sem. Mario C. Jara
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